Sunday, February 10, 2008

Debe haber alguna razón para que el bajo se sienta en el estómago y no en la razón. Algunos sonidos no son audibles con los oídos y algunos silencios son estruendos para la conciencia... como el crujir de la grieta que se abrió el día en que lo supe o como el aullido de tu ausencia.

Alejandra se prepara para el rito de sobrellevar el día. No siente nada. No está triste ni alegre ni brava. Simplemente, está. No existe la más mínima intención de vivir, sólo una extraña sensación surreal de existencia. Sí, surreal. Su cuerpo esta ahí, su alma esta ahí, sus cosas están ahí... todo esta ahí, menos ella. La apatía se mete por la ventana en las mañanas y calienta la habitación. Cuando tiene hambre, se prepara manjares para despertar la líbido de vivir, pero ni el queso de cabra con salsa de pera excita sus papilas. "Pobre Alejandra, ha perdido el joux de vivre," repiten los vecinos.

Mientras tanto, ella se pregunta si alguna vez ha vivido. Se observa a sí misma como un tercero y concluye que siempre ha sido espectadora y nunca la actriz; mucho menos la guionista. Tal vez por eso le cuesta tanto inventar historias.

1 comment:

Emanuel Julio said...

hay sonidos que no queremos escuchar, que vienen de adentro, ¿alguna vez te has levantado con una cancion en la cabeza y sientes que jamás la has escuchado? ese es el speaker de adentro gastando sus ultimos recursos para que lo escuches.

lindo texto...